domingo, 16 de mayo de 2010

Y Pontevedra se volvió azul

Os incluyo el articulo de la voz de asturias de hoy, resume lo que vivimos los 4000 oviedistas que nos presentamos en Pontevedra. El resultado es remontable, a llenar el tartiere!!!!!

El Oviedo estuvo arropado por 4.000 aficionados en Pasarón que tomaron la ciudad desde primera hora. La plaza de Teucro se convirtió en la sede del oviedismo.

A la altura de La Caridad, ya se intuía que algo grande iba a pasar. La Peña Azul Occidente enseñoreaba su pancarta para despedir a los aficionados azules que viajaban en masa hacia Galicia. Cada gasolinera, cada área de servicio, permitía ver alguna camiseta azul.
La expedición de la APARO salió del Tartiere con retraso por lo que hasta las dos de la tarde no llegó el grueso de la afición, que tomó ayer las calles de Pontevedra. Literalmente. El centro de la ciudad fue asaltado por miles de camisetas azules que sólo permitían ver, muy de vez en cuando, alguna granate. El casco histórico de la ciudad abandonó su habitual tranquilidad y vio como las hordas astures tomaban todos los rincones de la bella capital gallega.
La plaza de Teucro albergaba una carpa destinada al disfrute de los pontevedreses, pero desde que los autobuses asturianos arribaron a las orillas del Lérez, se convirtió en un reducto para entonar los habituales cánticos de la afición del Tartiere, aderezados por el Asturias Patria Querida de vez en cuando para que se supiese de forma clara quien estaba allí.
Las 1.250 localidades gestionadas por el Real Oviedo se vio pronto que iban a ser pocas. Con más corazón que cabeza, muchos seguidores del Oviedo se lanzaron a la carretera sin tener la entrada en el bolsillo, aunque con el conocimiento de que en las taquillas de Pasarón había papel disponible. Al final, cuatro millares de almas azules dieron un color especial al estadio pontevedrés.
Ambiente en aumento
A la hora de comer, la fiesta fue in crescendo en las calles del casco antiguo. Sin saber cómo ni por qué, la afición, más de un millar en la plaza de Teucro, se levantó y marchó en festiva procesión por las calles de Pontevedra. El casco antiguo se convirtió de repente en una gran manifestación de oviedismo sin más intención que pasear unida y cantando. Increíble el espectáculo. Después, el retorno a la base de operaciones, donde los petardos se escuchaban cada vez con más fuerza, los cánticos elevaban el volumen y la fiesta iba a más.
Pontevedra no esperaba lo que se le venía encima. Los bares comenzaron a quedarse sin existencias en el entorno de la plaza y la masa se comenzó a mover hacia la ría. Pasarón esperaba al otro lado. Allí, los aficionados se congregaron para recibir a la expedición oviedista, que a las seis y cuarto de la tarde hacía su entrada entre un griterío ensordecedor. El autocar de los locales también fe recibido, pero con una sonora pitada. Y dentro, la apoteosis, el oviedismo en estado puro, las ganas de volver, de una vez y para siempre, a la Liga de Fútbol Profesional y para ello el Carlos Tartiere tendrá que dictar sentencia dentro de una semana. El lleno está asegurado y la ilusión por pasar sigue viva en los corazones azules.

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